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LA COMARCA DEL EO
RIBADEO. sábado, 30 de mayo de 2009
La Atalaya, ayer y hoy
Por José Emilio Amor García
Somos muchos los que guardamos innumerables y agradables recuerdos de la Atalaya de Ribadeo. En este momento siento nostalgia al acordarme de la ausencia de buenos amigos y amigas que en otrora disfrutamos juntos en ella con todo tipo de juegos y practicando deportes, llevando a sentirnos contentos simplemente con detectar en el horizonte los pesqueros rumbo a tierra, por las gaviotas en lo alto de la cola de su estela, el radicar continuo de los que allí pasamos la infancia y parte de la pubertad nos produjo arraigo de afecto y cariño que a la mayoría nos hizo conocer su historia, por los datos más o menos acertados de nuestros mayores.
Uno de ellos, no me resisto a seguir sin contarlo: subimos un grupo de compañeros desde la desaparecida playa de Cabanela para participar en uno de los partidos que se organizaban entre Cabanela y Porcillán, con abundante aforo de padres y mayores, dos de estos de diferente barrio en tertulia, disfrutando del partido, comentaban: Estamos en grande, sólo nos falta traer los regalos como hacían nuestros ancestros. Con el tiempo me di cuenta de que se referían al hermanamiento entre mareantes de dichos barrios, que se hacía en el siglo XVII.
Pero toca despertar de los sueños del pasado y librarse de pasiones para situarnos en el presente. Se lleva un tiempo con la obra del ascensor. Algunas opiniones expresan que será un bien para Ribadeo. El vulgo mezcla el tema con la residencia de la tercera edad. El tiempo hablará, aunque ya se puede comentar algo, si la amnesia no me traiciona, en la legislatura anterior se gastaron unos 135.000 euros para el alumbrado de la Atalaya. Me pregunto si el final de obra prevee la reposición de aquellos puntos de luz. De no ser así, si supondrá un despilfarro y falta de respeto al alumbrado que se consideró como mejora del entorno.
Como complemento a las obras del ascensor y bajada al mismo, en la parte alta de la Atalaya se excavó una zanja de 1,8 metros resultando bastante dudoso que fuese imprescindible realizar tal excavación, por requerirlo la obra, además elimina el uso costumbrista de estar en ella, así como la panorámica de perspectiva diferente que se veía desde la parte trasera del lado derecho de la capilla. Dicha excavación se realizó sin tomar medida preventiva que impidiese el posible deterioro de lo que es patrimonio de todos, como le ocurrió al paredón de detrás de la capilla, del cual cayó la mitad de su ancho con toda su altura en un largo de tres metros. Si este muro fuese construido con un perpiaño, abriría un hueco entre la zanja y el campo central del interior del muro, en donde puede verse cómo cedió el banco de piedra maciza de cantería que va pegado al muro, en el cual se notan las tres grietas motivadas al derrumbe tapadas con cemento, el muro se restauró sin dejarle la especie de tronerillas que poseía en su parte alta.
La pared de la capilla también cedió algo, como lo demuestra la caída de cal en su fachada lateral. El templo es el más antiguo de Ribadeo, no pertenece a puertos ni tampoco al Ayuntamiento, pero forma parte del patrimonio histórico de la villa. A esta capilla le tienen cariño gran parte de ciudadanos, que con sus donativos procuraron remodelar en lo posible, hace poco tiempo.
¿Qué dirán al ver el cal de la pared caído? ¿Y qué dirán si la pared cayera cómo le ocurrió al muro? Mi opinión no tiene por qué ser la más acertada, aunque veo lógico que se haga una bajada cómoda y bien hecha, no lo considero que fuese imprescindible el vaciado de la zanja, de 1,8 metros de fondo, sin sumarle el firme de muros. Con una adaptación del terreno más superficial seria suficienle, conservando más las vistas y forma de siempre.
Hay quien afirma que se va a pavimentar también el campo del centro, sin que esto se pueda contrastar con la vista. Sin embargo, en el campo de la parte baja, arrimado al paredón interior todo a lo largo hasta el callejón de los peligros, tiempo de cambios, que llaman desarrollo..., y bonito al cambio de zonas verdes naturales por el repisado de tierra y barro cuando no es hormigón y bloque de piedra. ¿Por qué no podría quedar bien el diseño de un parque en el campo central y en la parte baja contra la pared interna con plantas umbelíferas?
El paso de salida desde la Atalaya hacia el callejón queda mejor que estaba. Nunca se había tocado esa zona, pero por ser obra nueva, bien merecería la pena pisarlo de forma uniforme, aunque fuera con material más económico, en lugar de hacerlo al trote colocando de forma suelta los bloques de cantería entre los cuales quedan huecos de diversos tamaños rellenados con tierra. Lo llamaremos el paso de las jardineras. Lo mejor de esa parte de la obra, el recodo de bajada, el muro de seguridad en donde había peligro y las escaleras, que son cómodas. En lo estético el lugar no da para más.
Sin embarco, en el Callejón de los Peligros no se puede calificar de mejora a la nueva pavimentación con que se dotó por vanas razones. En la práctica, para barrerlo era mejor como estaba, en lugar del adoquín con que se pavimentó. Antes la bajada tenía un desnivel con uniformidad del 22% máximo, pasando a un 25% mínimo, una rampla con el 27% en el primer recodo y un desnivel máximo del 32% con rampa de 7 metros. Desconozco si este último porcentaje es permitido en obra nueva.
El hacer las ramplas, que acelera e incomoda el paso del viandante, fue querer salvar el nivel del pavimento con la horizontalidad de entrada a viviendas. El conseguirlo supondría levantar el pavimento anterior, al no hacerlo provocó dichas rampas, precisamente en donde más moho cría el callejón. El nivel del suelo sube más de 30 centímetros en el ángulo izquierdo de alguna puerta. Se adjudican y se ejecutan obras, no está claro lo que se exige de ellas, ni de qué forma se acepta su entrega.
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