O texto:
El
precio de un café en la Isla Pancha
Por
nuestro faro
El Concello de Ribadeo puso a disposición de este grupo varios
documentos, entre ellos el contrato de Concesión de ocupación de la
Isla Pancha. Y a través del título de la concesión pudimos ser
conscientes de la magnitud de los cambios autorizados y/o
obligatorios en nuestra isla. La importancia de la información nos
llevó a la conclusión de que era necesario difundir su contenido,
dado que nadie estaba al corriente de las condiciones de la
concesión, y que tanto los que están a favor como en contra de la
explotación privada del faro, tenían derecho a conocer el destino
de la isla.
Lejos de una simple adaptación del interior del edificio para uso
hotelero, el contrato refleja modificaciones en la fachada y en
prácticamente la totalidad de la parte firme de la isla (500 m2).
El texto de la concesión divide esta superficie en 6 parcelas. La
primera corresponde al antiguo faro, donde se va a llevar a cabo la
«rehabilitación interior y de fachada para uso hotelero». A
continuación, en las parcelas 2 y 3, correspondientes al antiguo
garaje y a su rampa, se prevee su acondicionamiento «ambos como
cafetería, y además instalación de una terraza desmontable sobre
estos espacios». En la parcela 4, contigua al garaje, se planea la
«ejecución de una rampa de acceso peatonal a cafetería». En la 5,
parcela de terreno al otro lado del camino, tendría lugar «la
instalación de una terraza de tarima exterior frente a la cafetería
a ejecutar». Por último, en la parcela 6, terreno entorno al faro y
al garaje de una extensión de 231,44 m2, se espera la
«habilitación de una zona ajardinada en torno al faro y cafetería».
De momento tenemos un faro modificado por dentro y por fuera, tarima,
dos terrazas, y un jardín de proporciones nada desdeñables. Aunque
en el contrato no se especifica el número de mesas, sombrillas,
sillas, banderas o petunias que se tenga a bien plantar, podemos
imaginar las posibilidades que otorga el contrato, pero ciñéndonos
al texto presente, ya no podemos dar crédito a la ocupación
minimalista que hasta ahora fue divulgada, ni a lo que se pueda
comentar posteriormente, pues sólo el contrato tiene validez legal y
contiene 4 firmas estampadas al pie de cada página.
Pues bien, entre las obligaciones se encuentra la cartelería en la
entrada del puente (parte exterior): «advertencias
de seguridad y responsabilidad por la naturaleza de la isla, costa
natural, riesgo de caída al mar, acompañamiento permanente de
niños, etc», «pictograma de advertencia de posibles condiciones
meteorológicas adversas (fuerte viento,oleaje,...)», «pictograma
de riesgo de caída de peatones al mar», «pictograma de riesgo de
caída de vehículos al mar», «horario de apertura de la puerta de
paso […]», «prohibición de acceso de vehículos que excedan de
3.500 kg P.M.A., o que por sus dimensiones pongan en riesgo la
estructura o elementos del puente de acceso al faro», «prohibición
de paso a todo vehículo excepto clientes del hotel (no de la
cafetería)[...]», «advertencia de que los usuarios de la isla
deberán mantenerse dentro de las zonas de paso habitual […]»,
«advertencia de denuncia, infracción y sanción por depositar
residuos, según TRLPEMM».
Por
otro lado, los carteles obligatorios en otras ubicaciones son: «señal
de aparcamiento en la explanada habilitada como tal antes de la
bajada a la isla; señal de prohibición de circulación posterior a
dicha explanada con texto 'Salvo autorizados por Autoridad Portuaria
y residentes en hotel'», «cartel, en portal pero en cara interior,
con teléfono de emergencia 112 y teléfono de contacto 24h con el
concesionario […]», «cartelería, pasado el puente, de desvío de
peatones a cafetería y faro nuevo (escalera) o hotel y minusválidos
(camino)», «cartel, tras faro nuevo, de prohibición absoluta de
paso al islote norte […]», «en el frente del arco de entrada a la
isla : nombre del hotel y cafetería, y logotipos del APFSC, PdE y
Faros de España». A esto se añade “en el exterior del edificio
del faro, en lugar visible, deberá instalarse un cartel indicativo
de la integración del proyecto en 'Faros de España', respetando la
imagen corporativa”.
En
total, aparecen un mínimo de 16 carteles, sin contar que cuando el
contrato utiliza los términos «advertencias» o «cartelería» se
está haciendo alusión a varios carteles.
De
esta polución visual e invasiva también se deducen otras
realidades, como el acceso de vehículos a la isla, y ello de
prácticamente cualquier envergadura y peso mientras sea soportado
por el puente, aunque no se explicita nada sobre el grado de
violencia medioambiental que la isla puede soportar.
Entre
las obligaciones por contrato, también se encuentran la
«prolongación de barandillas de puente a todo el pretil», la
instalación de papeleras, proyecto eléctrico desde acometida
general hasta la cafetería y hasta el hotel, «plano inclinado de
aparcamientos en batería en fachada NW»
Y
por si fuera poco, también se plantea como obligatorio la existencia
bajo tierra de un «aljibe enterrado y su bombeo», así como «fosas
sépticas y su modo de mantenimiento».
Esta
selección de modificaciones obligatorias (visuales e internas)
anunciadas en la isla Pancha no es exhaustiva, pues el documento
original consta de 10 páginas, pero lo retranscrito aquí ya dista
mucho de una simple remodelación del interior de un edificio.
Imaginemos
llegar al faro y encontrarnos con un paisaje entarimado, ajardinado,
con terrazas, carteles, papeleras, y un parking (más lo que se añada
para aderezar el conjunto, incluyendo la iluminación). Todos
soñábamos con entrar en la Isla Pancha, pero ¿a qué precio? ¿la
privatización de nuestro patrimonio, el uso del faro como hotel, la
modificación de la superficie y de las entrañas de la isla, la
degradación anunciada de un enclave único? Según el contrato, el
que entre lo hará a pie, dejando el coche fuera, por no ser cliente
del hotel, aunque de todas formas el límite de vehículos y la
circulación en dirección única -nuestra pequeña isla ya no da
para más- están asegurados. De lejos, aquello no será muy distinto
de cualquier otra adaptación costera para el turismo, salvo que ésta
llevará como complemento un hotelito de lujo que los ribadenses no
disfrutarán.
El
conjunto de las instalaciones y materiales introducidos ocuparán de
tal modo la superficie transitable de la isla, que, de llevarse a
cabo, pronto se nos olvidará la imagen idílica que de ella teníamos
hasta ahora y que servía de reclamo para un turismo diferente,
atraído por una herencia natural y paisajística incomparable. Su
imagen, emblemática de Ribadeo, tantas veces fotografiada, pasará a
la historia.
¿Cuál
es el precio final de un café en la Isla Pancha?
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Consello: repasa 'un faro de todos y para todos'
1 comentario:
Sólo quienes estamos en contra de su uso fuimos capaces de soñar con el mal menor que sería una "simple adaptación del interior del edificio para uso hotelero"... pero esta gente, si lo hace (o lo que es lo mismo, si se les deja) lo hace a lo grande!
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