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EL FUTURO DE LA MARIÑA LUCENSE . José Mª Rodríguez

Artigo publicado por José Mª Rodríguez no seu blog O Cargadoiro o 14 de xuño de 2006

Miércoles, 14 de junio de 2006

EL FUTURO DE LA MARIÑA LUCENSE

EL FUTURO DE A MARIÑA

Los movimientos de masas fueron una constante en la historia. Las causas que los motivaron fueron distintas unas de otras. Unas veces fueron razones de supervivencia, políticas o sociales. Otras, según los tiempos y circunstancias.

En los recientes tiempos pasados las expectativas de una vida mejor empujaron a mucha gente a abandonar el medio rural en el que vivían, para situarse en las ciudades en busca de una vida mejor. Rebotados ahora de ellas, cansados de la vida urbana, son muchos los que regresan a estos parajes para llenar el vacío que les dejó la ciudad.

La mariña lucense está hoy en el punto de mira de mucha gente que regresa a la naturaleza, para convertirla en el lugar de su residencia. Gente que, aun no teniendo aqu? sus ra?ces, está dispuesta a convertirla en su particular e id?lica Arcadia. Gente que, consciente de las bellezas que aún se conservan en esta costa y que ya no se encuentran en otro sitio, está dispuesta a invertir aqu? sus ahorros para disfrutar de sus encantos.

Cualquiera que se moleste en darse una vuelta por la costa de Barreiros, por ejemplo, podrá comprobarlo. La gran cantidad de construcciones que allí se están levantando en estos momentos dan testimonio de lo que digo y son preludio de lo que se avecina. Una masificación de gentes que, atraídas por las bellezas de nuestra costa, de sus limpias aguas, de sus playas y sus bellos rincones, acuden a situarse en A Mariña. Pero, ¿qué pasará cuando, muy pronto, todo está saturado y la vida se haga difícil por el exceso de población? ¿Cómo va a repercutir en los servicios que se van a necesitar, en la capacidad de las playas, en la calidad de las aguas y en las infraestructuras?

Encauzar y gestionar adecuadamente este fenómeno que se avecina es un gran reto para nuestros gestores, tanto a nivel autonómico como municipal. De las medidas que tomen ahora, en orden a una ocupación racional, ordenada y soportable, depende el futuro de esta comarca. Los intereses y obstáculos con los que se van a encontrar, las presiones de los dona ferentes, particulares y constructores, y de los que están interesados solamente en el dinero, son barreras difíciles de superar. ¿Tienen conciencia de la importancia de este fenómeno? ¿Están dispuestos a actuar a tiempo e impedir que se cometan errores irreversibles?

La sensación que se percibe desde la calle no es esperanzadora. Se tiene la impresión de que no se está actuando en la dirección adecuada. Algunos alcaldes sucumben a la tentación de aumentar sus ingresos, vía licencias, sin valorar los perjuicios que se van a seguir. No se impulsan medidas capaces de dar respuesta a este problema con un estudio bien hecho sobre el futuro de A Mariña, en su conjunto. Da la impresión de que se está gobernando improvisando las soluciones para resolver los problemas que se presentan puntualmente. No se crean áreas de protección de la costa, ni se respetan las ya existentes. La reserva existente de Red Natura 2000 no se respeta. No se planifica la ocupación ordenada del suelo. Se cae en el falso tópico de creer que construcción y cemento es igual a desarrollo y, por lo tanto, a felicidad .Y de esta forma, la moda de las segundas viviendas se está cargando lo que nuestro litoral tiene de bello y hermoso. Es urgente una ley de protección y respeto de los espacios costeros. Una ley que evite esta concentración en la costa y favorezca la construcción en el interior, en donde desde siempre se asentaron las poblaciones.

Cuando pasen los años, los que aun recuerden como era la vida en la costa lucense y el bello paisaje que había dejado el paso del tiempo, se darán cuenta del daño que hicimos a la vida de nuestros hijos permitiendo la destrucción de esta comarca. Y entonces, otra vez, otro movimiento migratorio empezará. ¿Hacia dónde? Es la factura que mañana tendrán que pagar nuestros hijos por los atropellos medioambientales que cometieron sus padres.-

José Mª Rodríguez

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