Artigo publicado por José Mª Rodríguez Díaz no seu blog O Cargadoiro (xa non funcional) o 9 de xullo de 2006.
Domingo, 09 de julio de 2006
PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA VIDA POLÍTICA
ALCALDE POR LA GRACIA DE DIOS
A los clamores de las asociaciones y plataformas de los ciudadanos, en demanda de información sobre expedientes de obras de gran trascendencia para la villa, como son las de las reformas del parque y otras, responde el alcalde, airado y desafiante, que se atengan estos colectivos a lo que marcan las normas y se informen en los tablones de anuncios del ayuntamiento. Y en eso es tajante y sin concesiones. "El que no está contento que no me vote", contesta el alcalde cuando alguien le pide explicaciones sobre determinados temas. Pero, ¿es esa la participación ciudadana que ofrecía el alcalde al pueblo de Ribadeo?
Participación ciudadana es facilitar a la gente, de la forma que se considere más eficaz, la oportunidad de opinar y participar en la toma de decisiones que, en temas de cierta importancia, ha de adoptar el gobierno local, buscando un mayor consenso y seguridad de acierto, en las decisiones que se van a tomar. Esa es, y no otra, la participación ciudadana, activa y efectiva, que el alcalde nos prometíua en su programa y en sus mítines electorales.
A esa participación se refería cuando en su discurso de toma de posesión de la alcaldía, decía al pueblo de Ribadeo: "Quero unha vila onde a xente poida opinar e discrepar e se lle atendan as razóns aos que as teñan". Los hechos nos confirmaron que estas palabras no eran más que gestos para la galería, dedicados a seducir a los incautos. ¿Cómo podrán opinar y discrepar los ciudadanos, y exponer sus razones, si no tienen la oportunidad de ser oídos, ni consultados, ni tener acceso a la información?
Y, ¿qué se hizo de la transparencia, tantas veces proclamada y prometida por él? Alguien podría argumentar que no es necesario contar con el pueblo, porque ya está representado por los concejales. Y es cierto que los concejales representan al pueblo. Pero no son el pueblo. Y el pueblo necesita conocer lo que pasa, para no vivir en la ignorancia y en la sospecha, como en Nigrán. Y saber lo que se hace con su dinero. ¿Qué se pretende ocultar, gobernando de espaldas al pueblo, y sin compartir, incluso, sus decisiones con la oposición, que representa, también, y en medida importante, a la voluntad popular?
Se aferra, el alcalde, a supuestos principios legales para acogerse a las normas más restrictivas y justificar así sus actitudes. El mandato de gobernar, recibido en las urnas, es para él la razón suprema en la que siempre se escuda para justificar su conducta. Y las urnas son buenas. Pero no son garantía de acierto en las decisiones. Dispone el alcalde de un mandato que nadie le niega. Pero eso no quiere decir que, en nombre del pueblo pueda hacer lo que se le antoje, aunque la ley se lo permita, ni debe ser una disculpa para caer en actitudes absolutistas. El contrato social de gobierno, que suscribió con el pueblo en las elecciones, le obliga a contar con el pueblo constantemente en la toma de decisiones. No se trata de que, durante cuatro años, pueda hacer lo que quiera y luego presentarse a la reválida al final del mandato. Y eso es lo que hace gobernando a su capricho sin tener en cuenta las opiniones del pueblo. Una actitud imperdonable en un gobierno socialita que se proclama de izquierdas y de progreso.
¿Y qué responsabilidad le cabe al BNG, su socio de gobierno, en esta conducta? No lo creemos exento de culpa, después de avalar con su apoyo estos comportamientos. En su artículo publicado en La Comarca del Eo, en fecha 8 de julio, titulado "O Momento da Cidadanía", su autor, Farruco Graña, pide la participación de los ciudadanos con el BNG, diciendo que "É o momento da cidadanía, continuamos coas portas abertas para recoller todo tipo de xugestións que enriquezan o noso proxecto de vila, de comarca, de país." Y añade seguidamente "É o momento da cidadanía, dámoslle o protagonismo. Con transparencia. Como fixemos sempre." -¿Está ofreciendo la participación ciudadana en el gobierno al final ya del mandato? -¡A buenas horas mangas verdes!- o pidiendo el apoyo de los ciudadanos para las próximas elecciones? Cuando dentro de poco se presente a examen, el pueblo emitirá su veredicto, no cabe duda. Pero se habrán perdido cuatro preciosos años en la búsqueda de soluciones para los problemas de Ribadeo y una gran oportunidad de instaurar "otra forma de ser y otra forma de gobernar", como, tan engañosamente, nos prometió en su programa.-
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