Artigo publicado por José Mª Rodríguez Díaz no seu blog O Cargadoiro o
3 de novembro de 2006.
Viernes, 03 de noviembre de 2006
Corrupción MUNICIPAL
• Publicado por jmrd_ribadeo a las 22:59
Constantemente están saliendo en la prensa numerosos casos de corrupción municipal, a lo largo y ancho de toda España. Los medios, orales y escritos, informan diariamente de la proliferación de casos de corrupción, desde Marbella a Ciempozuelos. Y hasta tal punto que la gente empieza a identificar gestión municipal con corrupción.
Se trata de municipios en los que han aterrizado individuos que, de una u otra forma, se dedican a la especulación inmobiliaria, al pelotazo y a la corrupción. Se constata la frecuente existencia de actitudes de cohecho, malversación, favoritismo y percepción de comisiones. Las competencias que en urbanismo tienen hoy los concejos son atractivos demasiado fuertes para despertar las bajas pasiones de los que dedican su vida a la gestión de lo público en esos palacios de oro que son los ayuntamientos. Y ello, independientemente del partido que se esconde detrás. Cabría pensar, no obstante, que no son los políticos los únicos responsables de lo que pasa. El pueblo que lo permite mediante su voto y que después de depositar la papeleta se lava las manos, ¿no tiene nada que ver?
Es un fenómeno nuevo que se agrava y multiplica cada vez más, según van avanzando los años, desde que se instauró la democracia. En tiempos pasados, solía darse algún caso de dudosas operaciones destinadas a financiar a partidos políticos. Casos aislados que saltaban a la prensa, de vez en cuando, con el consiguiente escándalo de los ciudadanos y a los que los políticos parecían inmunes.
Pero hoy la corrupción está avanzando, cada vez más, hasta llegar a niveles alarmantes, alcanzando a muchas personas particulares que, convertidos en verdaderos expertos inmobiliarios, buscan el rápido enriquecimiento: de pocero se pasa a promotor, de carpintero a constructor o de banquero a especulador. Y hasta se sospecha que hay muchos alcaldes que están dando permisos, de dudosa legalidad, a cambio de la generosidad de los dona ferentes. Y, a través de estas maniobras oscuras, pasan directamente de pobres a ricos, ante las propias narices del pueblo. Y es que el urbanismo tiene la virtud que tenía el rey Midas, de convertir en oro todo lo que tocaba.
En el último cuarto de siglo los ayuntamientos han ido adquiriendo una creciente autonomía en la gestión de sus recursos. Pero al mismo tiempo, la función municipal se está viciando, cada vez más, con actitudes de abuso como el clientelismo, el amiguismo, el nepotismo y el abuso de poder. Las causas que generan la corrupción pueden ser muchas. A veces, son los propios empresarios los que actúan de corruptores -los dona ferentes de siempre- deslumbrando con sus dineros a unos concejales no habituados a los brillos de la fortuna. Es, otras veces, la mediocridad de los alcaldes y concejales, que se convierten en gestores fácilmente manipulables. Sin olvidar que hay muchos que buscan en la política un medio de vida cómodo y bien remunerado. Y, entre todas las causas, el factor desencadenante de la corrupción, suele ser casi siempre el urbanismo, en el que priva la permisividad por encima de todo. Y mientras el urbanismo dependa de la decisión de unos poderes con muy escaso control, como son los municipios, será imposible frenar la corrupción.
Es hora de que se plantee el Estado la necesidad de impedir que se pueda seguir avanzando por este camino. Porque la corrupción urbanística produce sus víctimas: los pueblos, el paisaje, el territorio, el medio ambiente y los ciudadanos y sus hijos que sufrirán las consecuencias en el futuro.
¿Es trasladable esta alarma a Ribadeo? La inocencia es una presunción obligada que ha de estar siempre por encima de la sospecha. Pero ante el boom urbanístico que se avecina en la mariña y el famoso 'si-si' del alcalde a las pretensiones de las constructoras, ese 'si-si' con el que salieron adelante los convenios salariales de los funcionarios, los urbanísticos de las promotoras y ciertos edificios en nuestra villa, se impone tratar de evitar, por todos los medios, que se siga desarrollando 'un urbanismo desaforado en connivencia destructiva entre promotores y municipio', como dice Víctor Moro en un artículo suyo, en el que se lamenta del retroceso que sufre su Ribadeo natal. Porque, como dijo el emperador Vespasiano contestando a su hijo Tito, cuando éste le reprochaba un impuesto sobre letrinas: pecunia non olet, 'el dinero no huele'.-
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