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CATARSIS EN EL PP. José María Rodríguez Díaz (2008)

    Dun xeito desapasionado, José María tenta diseccionar que pasaba no PP ribadense naquelas datas.

Lunes, 14 de abril de 2008

CATARSIS EN EL PP

• Publicado por jmrd_ribadeo a las 9:23

Es sabido que, salvo excepciones, la política no suele ser agradecida con aquellos que le dedican su vida. A veces, el premio a los muchos años de esfuerzo y entrega a esa noble tarea es dejar a uno plantado. Es por eso que algunos de los que se dedican a ella procuran curarse a tiempo en salud buscando rentables compensaciones. Variopintos ejemplos de esta clase de gente tenemos entre nosotros.

El PP de Ribadeo, que pasados sus años de gloria está viviendo sus horas más bajas, se encuentra sometido a una catarsis de renovación. Se dispone a iniciar ese proceso que siempre acompaña a los partidos cuando pierden las elecciones. Sus pesos pesados abandonan el ring. Aquí no se cumple aquel sabio consejo del fundador de los jesuitas de ‘no hacer mudanza en tiempos de tribulación’. Más bien se impone aquel otro de ‘renovarse o morir’. Después de analizar los hechos que lo llevaron a esta situación han tomado la decisión de renovar el equipo con la presencia de caras nuevas. Los experimentados veteranos que hasta ahora lo dirigían se disponen a pasar a la reserva, a disfrutar del merecido descanso que se ganaron en la lucha política. Pero la verdadera renovación no está en las caras, sino en las actitudes. Lo que hay que renovar es la imagen y las ideas para conectar con la gente de la calle.

El primero en hacerlo ha sido su presidente que, aunque sigue liderando a su grupo, hoy en la oposición, ha anunciado su retirada de la lucha política para facilitar la renovación. Sus primeros cuatro años de gobierno fueron muy productivos para Ribadeo. Pero ocho años de protagonismo, no siempre bien administrado, le han convertido en víctima del cansancio popular. Porque el pueblo no perdona cuando alguien defrauda sus esperanzas. Y si no que se lo pregunten al PSOE que sólo pudo aguantar cuatro años.

En esta escalada de dimisiones le ha seguido ahora el secretario general del partido, Manuel Valín. Un clásico del PP que durante largos años le ha dedicado al partido todas sus energías. Una brillante trayectoria de trabajo, tanto en el gobierno como en la oposición, en la que no ahorró esfuerzos en el servicio del pueblo. La eficacia de su gestión, tan esmerada en lo cultural, avala su labor y dedicación. Sus apasionadas intervenciones en los plenos dan testimonio de su lucha por el bien del concejo y por la defensa de los intereses del pueblo. Su abandono de la lucha política activa va a representar, sin duda, una gran pérdida para este concejo.

Y justifican sus abandonos diciendo que hay que dejar paso a la juventud. Gente joven, con ilusión, capaz de despertar las ilusiones del pueblo para llevar nuevamente al partido al lugar que le corresponde. Ignoran que no fue la edad madura de los miembros de ese equipo lo que provocó el rechazo de los electores. Fue la vinculación que algunos de ellos tienen con un pasado que a muchos no satisfizo. Fueron las actitudes de aquellos que ejercieron el poder en solitario desoyendo los clamores del pueblo.

La verdadera solución de los problemas del PP no está en las caras nuevas. Los valores que aporta la madurez, la sabiduría que dan las experiencias vividas no se puede suplir con caras nuevas. La experiencia y el equilibrio, propios de la etapa de la madurez, suele ser la mejor garantía de una buena gestión. Prescindir de personas experimentadas es un lujo que el PP no debía permitirse porque son la solera que da cuerpo al vino nuevo. Es por eso que los que hoy abandonan el barco lo hacen en el mejor momento de sus vidas para poder pilotarlo.

Es evidente que hay que de dar paso a la juventud. Pero para eso está la renovación permanente y escalonada de las personas en los equipos. La política de tierra quemada ante las crisis no parece ser la mejor solución para la superación de los baches. A veces es el comienzo de la travesía de un largo túnel oscuro y sin fin.

Y, como siempre, en estos casos de crisis y abandonos es el pueblo el que sale perjudicado. Porque un equipo fuerte, sólido y experimentado suele ser garantía de una buena gestión. Ojala que las revueltas aguas del PP encuentren la calma que necesitan. Los cambios se han de hacer con serenidad y sosiego. Pues como decía el historiador Tito Livio, festinatio improvida est et caeca, ‘la prisa es mala consejera’. En todo caso, si van por ese camino, esperemos que la gente que se incorpore a su equipo sepa conectar con la calle, pues es a ella a quien representa y sirve.-

José Mª Rodríguez

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