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DON SANTOS Y EL MUSEO DE MONDOÑEDO. José María Rodríguez Díaz (2008)

    De paso que repasa a historia do museo catedralicio de Mondoñedo, José Marái tenta facer xustiza a unha persoa que hoxe xa é recoñecida, mais daquela esta non só sen recoñecemento, senón en entredito.

Jueves, 10 de abril de 2008

DON SANTOS Y EL MUSEO DE MONDOÑEDO

• Publicado por jmrd_ribadeo a las 8:29

Don Santos, llegado a Mondoñedo desde su Segovia natal, es sin duda una de esas personas que hacen historia. Él fue el creador y director del museo catedralicio y diocesano de Mondoñedo. Los vecinos de Mondoñedo, la ciudad que lo acogió, lo saben muy bien. Allí desarrolló toda su ingente labor artística y museística durante más de cuarenta años. Una labor que culminó en uno de los más importantes museos de arte religioso que enriquece la ya de por si notable oferta turística de esta ciudad episcopal. Lo sabe también la iglesia diocesana. Su obispo de entonces, monseñor Jacinto Argaya, le encargó, en el año 1968, la creación del museo catedralicio y diocesano. Encargo que, después de las innumerables vicisitudes por las que tuvo que atravesar, culminó en el museo que hoy lleva el nombre de su creador. Uno de los mejores museos de arte religioso de España. Un trabajo realizado en solitario, con gran esfuerzo y tesón y sin contar con la ayuda de nadie. Pero el camino que don Santos hubo de recorrer hasta alcanzar su objetivo final no fue fácil ni estuvo exento de dificultades. Fueron frecuentes y constantes las zancadillas que tuvo que sortear y superar a lo largo de muchos años. Desde aquellos canónigos, reaccionarios a cualquier innovación, que se oponían a la creación del museo, hasta el mismo cabildo catedralicio que, apoyado en aquel dicho del papa Esteban I: nihil innovetur nisi quod traditum est, es decir, ‘que nada se cambie’, intentaron constantemente obstaculizar su trabajo para hacerle desistir de su empeño, creándole no pocas dificultades. Y como culminación de esta corriente de oposición a su obra no faltaron últimamente quienes, en un intento de apropiarse del trabajo realizado por Don Santos, no dudaron en crear una leyenda negra entorno a su imagen para predisponer en su contra al último obispo, monseñor Gea Escolano, y arrebatarle su obra. Y lo lograron.

Fue así como ese obispo, cediendo a testimonios insidiosos en contra de la persona de Don Santos de quienes aspiraban a quitarlo de en medio, de un plumazo y sin contemplaciones lo apartó de la dirección del museo, sin oír siquiera sus alegaciones en su propia defensa. Y no dudó en hacerlo con alevosía, impidiéndole la entrada en la obra que él creara y reteniendo contra su voluntad muchas obras de arte de su propiedad depositadas en el museo. De toda su obra, resultado de tantos años de trabajo y esfuerzo y de recopilación de fondos artísticos, conseguidos muchos de ellos con su propio dinero, sólo quedan hoy dos salas abiertas al público, mientras permanecen cerradas otras muchas llenas de obras de arte.

Con la llegada a la sede mindoniense del obispo actual, monseñor Sánchez Monge, se esperaba de su talante justo y conciliador que esta situación fuera debidamente reconducida, restituyendo a don Santos su fama y honor. Sino reponiéndolo en su puesto en la dirección del museo, sí levantándole, al menos, la humillación de vetar su entrada en lo que fue su gran obra y devolviéndole las obras de su propiedad. No se ahorraron intentos por parte de algunos para lograrlo y no faltaron las promesas del obispo en este sentido. Promesas que, de momento, sólo quedaron en eso. Promesas que no van a impedir que don Santos, cansado de tanto esperar y viendo injustamente defraudados sus derechos y aspiraciones, acuda ante la justicia para reclamar la restauración de su fama y honor quebrantado y la restitución de sus derechos de propiedad sobre las numerosas obras de arte que tiene depositadas en el museo.

Se ha llegado así a una situación lamentable de desencuentros que pudo haber sido evitada. Las desavenencias que se están transmitiendo a la gente en nada favorece ante el pueblo la imagen de los contendientes. La parte que salga mejor parada de esta contienda nada tendrá que agradecer a quienes no hicieron nada por impedirla. Sería de desear que la mutua avenencia y el sentido de la justicia se impusieran a la acción de los tribunales. No es mucho lo que se pide. Sólo se trata de restituirle su fama y prestigio y devolverle los objetos de su propiedad. Así de sencillo.-

José Mª Rodríguez

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