A folga de vendedores ambulantes no mercado dos mércores, un problema hoxe xa esquecido, pero que tivo unha boa tempada a Ribadeo en vilo polo seu futuro, tivo en José María un defensor ben achegado á postura dos mercaderes e contra o concello..
Sábado, 14 de marzo de 2009
EL CONFLICTO DEL MERCADO DE RIBADEO
• Publicado por jmrd_ribadeo a las 11:55
El conflicto del mercado de Ribadeo sigue ahí enquistado y sin trazas de solución. Sobre él circulan muchas y muy controvertidas opiniones y comentarios, tanto en la prensa como a pie de calle. Gente que justifica la postura del alcalde y gente que apoya a los vendedores. Los análisis que se hacen de la situación no gozan, casi nunca, ni de la imparcialidad necesaria para un juicio objetivo ni de la información suficiente para opinar sobre ella. Y mientras tanto las partes en conflicto siguen enconadas en sus posiciones, sin dar el brazo a torcer. Los unos, los vendedores, porque no pueden pagar esos impuestos y los otros, los políticos, porque no quieren modificarlos. La manzana de la discordia que impide alcanzar la solución del conflicto es, como siempre, el dinero. Un valor que no debiera poner en peligro un mercado de tanta trascendencia social y económica para Ribadeo y menos en estos tiempos de crisis.
El pueblo, uno de los tres protagonistas con intereses en este evento, que hasta ahora había permanecido callado, ha manifestado con claridad su postura, apoyando a los vendedores con su amplia presencia en la manifestación celebrada el pasado miércoles en las calles de la villa. La presencia de los trescientos manifestantes que aproximadamente acudieron a ella habla claramente del apoyo mayoritario del pueblo a las reivindicaciones de los ambulantes y, sobre todo, a la continuidad de un mercado histórico, tan importante para esta villa.
La ausencia de autorización de la Subdelegación del Gobierno para la manifestación, solicitada con suficiente antelación por los ambulantes para poder defender sus derechos dentro de la legalidad, no tiene otra explicación que no sea el intento de restar protagonismo a este acto de protesta al que todos los ciudadanos tienen derecho. Una protesta que se intentó desvirtuar con una numerosa presencia de fuerza pública, policía local y guardia civil, bajo el pretexto del miedo a posibles alteraciones del orden y coacciones que en ningún caso se dieron y que no cabía esperar. Unos supuestos temores que quedaron desvirtuados por el comportamiento ejemplar de los manifestantes que hicieron el recorrido pacíficamente, como todas las que estamos acostumbrados a ver en Ribadeo.
Han sido varios los intentos hechos por unos y por otros para solucionar este enquistado conflicto, pero ninguno ha podido ser asumido por los afectados. El tema de fondo ha sido ignorado. Los impuestos parece que no son asumibles. Cada impuesto ha de ser debidamente proporcionado a los rendimientos de la actividad de que se trate. Y en este punto son muchas las leyendas que circulan sobre los posibles beneficios que los vendedores perciben por su actividad, que nada tienen que ver con la cruda realidad. Ni siquiera se toman en cuenta las situaciones paralelas que se están dando en otros concejos limítrofes, en los que este colectivo de vendedores ejerce su actividad mercantil, por la que paga unos impuestos mucho más reducidos.
Se escuda el alcalde para justificar su actitud en el temor de que otros colectivos podrían, también, reclamar una bajada de impuestos. Una falacia sutil del alcalde, pues los rendimientos de la actividad de los vendedores nada tienen que ver con los rendimientos de otras actividades. Tampoco se puede culpar de esta triste situación a la crisis si no es, en todo caso, para bajar los impuestos, como se está demandando en otras esferas políticas a nivel nacional.
“Ad imposibilia nemo tenetur”, dice una máxima de derecho que debiera hacer reflexionar a los actores responsables de este problema. Nadie está obligado a soportar una prestación imposible. Por eso, llegados a este punto, sin que se atisben horizontes de solución, creo que es el momento de reflexionar sobre la verdadera causa del enconamiento de este problema. Quizás ha llegado el momento de hacer tabula rasa de esta situación y partir de cero para pensar en una nueva ordenación del mercado y de sus tasas, satisfactoria para todos. Empezar de nuevo a construir las bases de esta actividad, que tiene caracteres muy específicos y sus propias singularidades. Fijar los espacios, racionalizar los impuestos y controlar adecuadamente su funcionamiento para hacerlo viable.
Proseguir con estas actitudes de empecinamiento significa poner en peligro la existencia de uno de los acontecimientos más importantes e históricos de esta villa. Y, como dice Cervantes en su obra maestra, en el episodio de la aventura de las galeras: “Las esperanzas dudosas han de hacer a los hombres atrevidos, pero no temerarios”.-
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