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LOS POLÍTICOS Y LOS CIUDADANOS. José María Rodríguez Díaz (2010)

    Unha entrada que podería ser reeditada hai non moito a conto da visita á Illa Pancha de Oubiña. E unha nota sobre ela: coido que, na primeira aprte da entrada, se partira dos mesmos supostos que José María, chegaría ás mismas conclusións. Mais estimo que algúns dos supostos que fai son iso, supostos, e non feitos. No seu momento non teño discutido isto con José María. Unha de tantas cousa que, vistas en retrospectiva, me gustaría ter feito con el.

Viernes, 20 de agosto de 2010

LOS POLÍTICOS Y LOS CIUDADANOS

• Publicado por jmrd_ribadeo a las 13:41

Nos informaba la prensa hace días de la queja formulada por el PSdeG al presidente de la Xunta por el trato preferencial concedido por este a Mario Conde, con motivo de su asistencia a los eventos promovidos por la asociación de la Orden de la Vieira. El portavoz del PSdeG, Mar Barcón, argumentaba su queja en que el referido Mario Conde había sido condenado a prisión por apropiación indebida, estafa y falsedad.

Sin ánimo de defender la conducta del ex banquero de Banesto, el caso de Mario Conde, como muchos ya saben, parece que no ha estado exento de implicaciones políticas del más alto nivel para frenar el ascenso de una estrella, que había que apagar porque se consideraba un competidor muy peligroso para el futuro de los aspirantes a la primera magistratura de aquel momento. Pero, en todo caso, mi repulsa total por la actitud del PSdeG. Porque, fuera o no culpable de los hechos por los que fue condenado, Mario Conde cumplió la condena impuesta por los tribunales, que no fue pequeña. Y así su deuda con la sociedad está pagada, y debe gozar de los mismos privilegios y trato, de los mismos derechos y obligaciones de que gozan todos los demás ciudadanos libres de este país. Un derecho que tiene, el de gozar de las relaciones sociales con toda normalidad, y que, al parecer, el PSdeG le niega. Pero lo que menos aún se comprende son las razones del organizador del evento cuando, a modo de disculpa, afirma que el presidente de la Xunta se limitó a devolver un saludo 'porque no tenía más remedio'. Admitiendo con estas palabras lo improcedente de la actitud de Feijoo por tratarse de un delincuente. Y es por eso que aplaudo el gesto de cortesía, si lo hubo, del Sr. Feijoo hacia el ex banquero. Siquiera como resarcimiento social al posible atropello causado por espurios intereses políticos.

Las protestas formuladas por el portavoz del PSdeG contra el Sr. Feijoo por su actitud preferencial a favor del Sr. Conde y del Sr. Camps, en detrimento, según ellos, de su atención y dedicación al resto de las personas que concurrían al acto, chocan con las actitudes que esos mismos políticos mantienen cuando ostentan el poder. Es decir, el olvido y el desprecio en el que mantienen al pueblo del que son representantes.

En Ribadeo, por ejemplo, los representantes de los partidos políticos mantienen sus fueros de opinión como un coto cerrado, exclusivo de los profesionales de la política, en el que no tienen cabida los ciudadanos. Y cuando estos, en uso de su libertad de opinión y de expresión se permiten emitir su juicio sobre determinados eventos políticos relativos a la política local, por los que se ven directamente afectados, ponen el grito en el cielo y se revuelven como alimañas, utilizando incluso el insulto y la mentira, intentado acallar sus voces y reducirlas a la esfera de lo doméstico.

Claro está que esta forma de entender la política, como un coto cerrado, especialmente diseñado para desarrollar sus ambiciones, tiene sus excepciones que se manifiestan en la medida en que se aproximan los períodos electorales en los que entra en juego la decisión de los votantes, que no electores. Es entonces cuando, con todo descaro, fingen que el pueblo recupera para ellos su mayoría de edad y se dedican a escuchar sus opiniones y oír sus demandas. Un cambio radical de escenario, fácil de soportar por su brevedad, para volver después a ejercer de pequeños dictadores e imponer sus criterios al pueblo, reduciendo su participación a la esfera de lo puramente indispensable. Así ha sido hasta ahora y así seguirá siendo mientras el pueblo no tome conciencia del papel que debe jugar en una auténtica democracia y se disponga a luchar hasta conseguir una democracia de ciudadanos libres en vez de esta oligocracia de partidos que nos han impuesto, diseñada para manipular al pueblo a su antojo y conveniencia. Porque el comportamiento de la clase política es lo que explica el alejamiento del pueblo de la política, que no los reconoce como a sus representantes.

José Mª Rodríguez


 

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