Con chanza bosquexa promesas o José María de hai cse tres lustros. Con poucas variacións podería seguir a facelo hoxe.
Sábado, 04 de diciembre de 2010
LOS PROGRAMAS ELECTORALES
• Publicado por jmrd_ribadeo a las 8:48
Los distintos partidos políticos de Ribadeo se disponen a confeccionar sus programas electorales. Para ello se reunieron antes con las distintas asociaciones y agrupaciones locales para conocer sus opiniones e inquietudes. Pero, teniendo en cuenta las experiencias vividas en otras elecciones pasadas y la posterior deriva seguida por los elegidos, resulta inevitable que surja la duda sobre la credibilidad de sus programas. Por eso, parece oportuno, aunque suene a inmodesto, dejarles aquí un consejo, no exento de cierto matiz irónico, en orden a una mejor credibilidad de sus dudosas propuestas programáticas.
Lo que las propuestas de esos programas deben tratar de evitar es el engaño a los ciudadanos. Un recurso al que suelen acudir con frecuencia y sin escrúpulo alguno los partidos políticos para captar el voto de los vecinos. Porque aunque los programas se hacen para no ser cumplidos, como decía Tierno Galván, son muchos los que caen bajo el atractivo de presentar unas seductoras ofertas, a veces irrealizables por demasiado ambiciosas. Irrealizables, tanto por el estado de agotamiento económico en que se encuentra nuestro concejo, como por la misma falta de voluntad de los candidatos. Promesas, que encierran en sí mismas el veneno de verse obligados a tener que ejecutarlas, con graves consecuencias para la economía municipal, en detrimento de las cuatro o cinco fundamentales que son indispensables para Ribadeo, pero que se quedarán en el olvido por falta de fondos. Lo que deben evitar con sus programas, si quieren ser creíbles, es engañar a los ciudadanos, prometióndoles lo que no van -y a veces ni pueden- cumplir, usurpando así la voluntad popular.
Porque engañar a los ciudadanos sería, por ejemplo, prometer cosas tan ambiciosas como un moderno geriátrico que, aunque necesario y prioritario para el bienestar presente y futuro de nuestra sociedad, es imposible de realizar en la actualidad por la situación económica de quiebra a donde ellos mismos condujeron a nuestro concejo. Otro engaño sería, igualmente, caer en la fácil tentación de prometer nuevas viviendas sociales para satisfacer las necesidades actuales de los 268 vecinos que las demandan, sabiendo que el concejo no cuenta con los recursos suficientes en tesorería para adquirir un terreno sobre el que edificarlas.
Promesas, como un aparcamiento céntrico y suficientemente amplio para cubrir las necesidades actuales y futuras que tiene la villa, pues sin el es imposible dar respuesta a las necesidades presentes y futuras que presenta su desarrollo y demanda la actividad comercial, teniendo en cuenta, además, las necesidades que surgirán de una inevitable concentración de concejos de los que Ribadeo podría ser cabecera.
Ofrecimientos, que no por reiterados serían menos quiméricos, de restaurar la Torre de los Moreno, como se hizo en anteriores campañas, para seducir el voto de los ribadenses.
Propuestas, como la adaptación a la legalidad de los pasos elevados de peatones, suavizando sus pendientes, rebajando su altura y cambiando el material de que están hechos algunos, para que puedan prestar el servicio para el que están destinados sin convertirse en un incómodo incordio, cuando no un peligro, para los conductores, ni exponer al concejo a tener que hacerse cargo de las averías o accidentes que puedan ocasionar.
Ofertas, como reconocer la grave realidad de la crisis y adelgazar la administración local, haciendo que funcione mejor y con menos personal, y suprimiendo actividades que no le son propias, para reducir un presupuesto que sobrepasa la capacidad de los contribuyentes, y dotar al concejo de capacidad económica para hacer frente a las graves necesidades primarias que se le plantean.
En una palabra, presentar propuestas que, por ajustarse a nuestra capacidad y a la realidad de la crisis que estamos viviendo, y abandonando la euforia de los pasados años locos, sean creíbles a los ciudadanos, evitando engañarles con unas brillantes e imaginativas propuestas que sabemos que no van a poder realizar.
Por eso, hagan, más bien, propuestas de cosas creíbles y realizables. Cosas que, aunque pueriles y vanas, sabemos que están dispuestos a hacer, porque la experiencia de comportamientos pasados así nos lo dice. Promesas tales como ampliar la plantilla municipal para colocar a sus amigos y bienhechores. O intentar conseguir más transferencias para el concejo a fin de que pueda prestar más y mejores servicios de lujo a los residentes y forasteros y mejorar así la posición económica y política de los gestores a través de la imagen. Propuestas como aumentar los impuestos municipales a los ciudadanos para tener más dinero para gastar. O que mejorarán las condiciones económicas de la plantilla municipal con más subidas salariales para paliar su miserable situación actual en la que viven postrados y aprovecharse así de su agradecido apoyo en la gestión. Sin olvidar aumentar las inversiones en actos seudo culturales de masa, teatro y operetas para lograr más apoyos políticos, convirtiendo la actividad municipal en una escuela primaria. No duden, porque así nos lo dice la experiencia pasada, que un programa con estas ofertas, y otras muchas cositas al uso, será más creíble y deslumbrante que si lo reducen a la prestación de los servicios indispensables para la comunidad, que sería el papel que le corresponde a un concejo.
Pero, ¿habrá quién se atreva a presentarnos un programa con la promesa de menos ayuntamiento y más ciudadanía? En definitiva, un programa que prometa hacer lo contrario de lo que se ha venido haciendo desde hace ya mucho tiempo, para recuperar la sensatez administrativa, sobre todo, porque la época de las vacas gordas ha pasado y tardará en volver. Un programa que incluya un trabajo de poda integral de ese árbol frondoso en que han convertido al ayuntamiento, que quema sus energías en alimentar tantas ramas viciosas, en vez de producir los frutos que le son propios. Un programa que se pueda votar.
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