A conto da mensaxe do rei por Nadal, viume á cabeza este escrito de José María que xa tocaba poñer (sen que queira dicir que o que escribe non teña problemas):
Domingo, 16 de enero de 2011
LAS PENSIONES Y LA CLASE POLÍTICA
• Publicado por jmrd_ribadeo a las 11:26
Y se van a salir con la suya. Aprovechando la grave crisis, no sólo económica, sino que también política, ideológica y moral en la que estamos metidos, de cuya responsabilidad no están ellos exentos, llevan ya tiempo tratando de mentalizar a la sociedad con el subliminal mensaje de la necesidad de modificar el sistema actual de pensiones. De sus bocas salen constantes llamadas al sentido común y a la solidaridad para que la sociedad acepte como inevitable una serie de modificaciones sobre nuestras pensiones. Mensajes que, en su conjunto, implican la reducción y disminución de las mismas. Una hábil estrategia destinada a facilitar que la propia clase política pueda continuar con su propio estatus económico privilegiado en estos tiempos de crisis a costa de la clase trabajadora y poder así conservar sus propias pensiones privilegiadas.
Y para atemorizarnos basan sus hipócritas y falaces argumentos en unas supuestas estadísticas que afirman que en el año 2040 las pensiones serían inviables por el excesivo número de jubilados que habrá que sostener, ocho millones, frente al reducido número de trabajadores en activo. O, expresado en otros términos, que habrá más jubilados y que vivirán más años, pero una menor población trabajadora cotizando para financiar sus dilatadas pensiones.
Pero una serena y objetiva reflexión nos descubre que estamos ante argumentos erróneos y falaces, hábilmente manejados por los políticos para convencernos de la necesidad de estas restricciones. Omiten y ocultan ladinamente en sus proclamas otros factores importantes y decisivos a tener en cuenta en sus aciagos pronósticos, como son las necesarias políticas dirigidas al crecimiento de la población y del empleo y hasta de la misma emigración, que con una adecuada y eficaz política de desarrollo harían posible las futuras pensiones.
Es el primero de sus argumentos la tan manida afirmación de que la esperanza de vida para el ser humano ha aumentado. Pero una elemental reflexión sobre este hecho, que no se puede negar, nos descubre que esta afirmación carece de valor para el objetivo que la utilizan los políticos. Concluir, basados en esta afirmación, que una esperanza mayor de vida implica poder trabajar durante más tiempo, es una falacia. Porque aún siendo esto verdad, el vivir más años no implica necesariamente gozar de mejores condiciones físicas de vida, con la misma capacidad y vitalidad para el trabajo, que la que se tiene a los 65 años. Vivir más años no significa, ni vivirlos con salud, ni envejecer más tarde. Se puede retrasar el año en que nos morimos, pero no retrasar, necesariamente, ni la edad de envejecimiento ni las enfermedades que a esa edad nos sobrevienen.
Otro no menos falso argumento utilizado por nuestra clase política es afirmar que en el año 2040 el sistema actual de pensiones no podrá hacer frente a los ocho millones de jubilados que entonces habrá en España. Y, efectivamente, no se podría pagar ese elevado número de pensiones con los ingresos producidos por los actuales trabajadores. Pero se supone que tendrá que haber el suficiente número de trabajadores en ese momento futuro para hacer frente con sus cotizaciones a esas pensiones. Si las actuales pensiones se están pagando con los ingresos efectuados por la actual clase trabajadora, no existe razón para afirmar que la clase trabajadora del año 2040 no pueda tener la capacidad numérica suficiente para pagar las pensiones de los ocho millones de futuros pensionistas. Por lo tanto, el secreto no está en aumentar la edad de jubilación, sino más bien en poner en marcha e impulsar un modelo productivo eficaz y una apropiada política económica y adecuada legislación laboral que permita que en el futuro haya el suficiente número de trabajadores en activo para hacer frente a las futuras pensiones.
¿Es posible lograr una recuperación económica y productiva capaz de conseguir este objetivo? Absolutamente posible, y ese debería ser el objetivo del gobierno actual, si se corrige la actual deriva de gasto de la clase política española, que absorbe la mayor parte de nuestros recursos en una insoportable macro administración, compuesta por más de 8000 municipios, 50 diputaciones, 17 autonomías con funciones duplicadas en sus 17 gobiernos, dos cámaras de representantes, sindicatos subvencionados, numerosos entes públicos innecesarios creados para refugio de la clase política, etc. etc., es decir, un exagerado número de administraciones destinadas a albergar a un enorme número de personas que, con su bla-bla-blá, viven opíparamente de unos recursos públicos que tendrían que estar destinados a otros fines más productivos y capaces de sostener las pensiones de los trabajadores.
Pero nuestra insolidaria clase política española pretende hacernos creer que con esa reforma se garantizan nuestras futuras pensiones, cuando en realidad lo que se garantiza son sus propias pensiones de lujo y sus privilegios de clase, para lo que no dudan en reducir nuestras pensiones y sumir al pueblo en la pobreza, hasta que un día no lejano salte todo por los aires.
Y aunque el pueblo sufre hoy indignado y en silencio los escandalosos privilegios de esta detestable clase política, con la obscena desigualdad que generan, no deja de preguntarse porqué las pensiones de los políticos son tan escandalosamente distintas de la de los demás trabajadores, sin que se cumplan en ellos las mismas condiciones de cuotas y de tiempo de cotización como se exige para los demás trabajadores y porqué tratan con estas medidas de reducir las nuestras y salvar las suyas. ¿Hasta dónde estará el pueblo dispuesto a aguantar?
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